Establecer relaciones interpersonales sanas y seguras es una necesidad universal de cualquier persona. Es en las relaciones donde nos construimos y compartimos y también donde muchas veces nos destruimos. Prácticamente todas las heridas emocionales que tenemos las personas se han generado en relaciones con otras personas y la única manera de sanar esas heridas es en otras relaciones.
El impacto de nuestras relaciones en la narrativa de nuestras vidas
A lo largo de nuestra vida vamos construyendo nuevas relaciones y dejando atrás otras y cada relación que establecemos tiene un impacto en nosotros, unas veces mejor y otras peor. La suma de todas las experiencias negativas en lo relacional va haciendo que por necesidad construyamos una coraza para no volver a sufrir eso que dolió. Así, por ejemplo, el que sufrió una infidelidad en sus relaciones despertará una sobrevigilancia en sus nuevas relaciones, la que se sintió controlada y oprimida, buscará libertad en sus nuevas relaciones o la persona que sintió en sus relaciones abandono, buscará vínculos seguros y aumentará su control para evitar nuevos abandonos.
Una tras otra, las relaciones que construimos nos van moldeando. No es nada malo, el ser humano crece así. Pero existe otro elemento que influye fuertemente en cómo establecemos relaciones y es todo el sistema de creencias en el que hayamos crecido.
La forma en la que nos hayan explicado las relaciones, cómo debe ser la pareja o qué cosas están bien y cuáles no, influirá fuertemente en las relaciones que establezcamos. En muchos casos dando más importancia a lo que creemos que necesitamos, que a lo que realmente necesitamos.
¿Qué es una relación sexoafectiva?
Existen tres tipos de relaciones emocionales principales, las relaciones de amistad, familiares y sexoafectivas. Las relaciones sexoafectivas siempre se han explicado como el vínculo entre una mujer y un hombre, monógamas y con el objetivo de formar una familia. Todas las demás posibilidades se omiten. Pero la realidad de las relaciones sexoafectivas es que son diversas y se pueden establecer de infinitas maneras diferentes para cumplir la función para las que están, que las personas puedan desarrollarse a través de vínculos seguros y sanos.
El sexo, más allá del orgasmo, es una necesidad humana que necesita de otras personas para satisfacerse de manera completa. Abarca mucho más que el acto sexual, la ternura y la seducción forman parte de ese mundo sexual y plantear un único modelo válido, habiendo tantos millones de personas en el mundo con necesidades únicas e individuales, por necesidad supone que muchas personas vivan las relaciones sexoafectivas desde la obligación y no desde el disfrute.
Ejemplos de esto son personas que reprimen deseos de relaciones homosexuales, personas que no se permiten expresar libremente su identidad de género y se obligan a encajar en modelos que no les hacen sentir bien, personas que se niegan el deseo sexual por otras personas porque tienen que ser fieles, aunque en realidad no quieren.
Todos tenemos heridas y necesidades que satisfacer. Depende de lo que nos hayan enseñado, lo haremos de un modo u otro. No está mal nada de lo que puedas necesitar, siempre y cuando no haga daño a nadie, lo que si puede ser malo y dañino, es todo lo que hagas para negar, reprimir o satisfacer a escondidas esa necesidad. Acepta y hazte responsable de lo que te sucede para construir vínculos sinceros y seguros.
Cómo construir relaciones sexoafectivas sanas
Las posibilidades de construir relaciones son infinitas, pero eso no quiere decir que estemos jugando a un juego donde todo vale. No podemos olvidar en ningún momento que en nuestras relaciones existe otra, u otras, personas que también tienen unas necesidades y están implicándose en la relación. Por lo tanto, la responsabilidad afectiva, es un elemento necesario para no entrar en relaciones tóxicas donde cada uno va a lo suyo sin tener en cuenta el daño que causa.
No existe una receta exacta para que una relación sea sana, de hecho, considero que en algún momento toda relación puede tener tintes tóxicos, si se detecta a tiempo y se pone remedio no tiene por qué ser malo. Existen algunos puntos que no está de más tener en cuenta para evitar acumular relaciones tóxicas y miedos que nos alejen de vivir y disfrutar de las relaciones como debería ser.
- Revisa patrones que hayas podido repetir en todas tus relaciones. Esto te dará una pista de lo que buscas en las relaciones y quizás puedas iniciar nuevas relaciones desde un nuevo lugar.
- Comunica y ten conversaciones incómodas. Si se hace con responsabilidad, respeto y amor, una conversación incómoda puede dar lugar a nuevos escenarios mucho más satisfactorios para la pareja
- Si quieres algún cambio, que empiece por ti. Es muy fácil ver lo que la pareja hace mal, pero lo único que puedes cambiar es lo que tú haces así que hazte responsable de lo que puedes mejorar, principalmente para ti, pero en consecuencia también para la otra parte.
- Acepta que la otra, u otras, partes de la relación puede tener necesidades diferentes a las tuyas. Os tocará llegar a acuerdos y valorar el formato de la relación que os hace mejor.
- Marca tus límites y respeta los de la otra parte. Si no hay acuerdo o es imposible para ti respetar los límites de la otra parte, aprended a soltar.
- Elaborad vuestro significado de compromiso. No existen relaciones sin compromiso, te puedes comprometer a una noche o a toda la vida. Hablar del compromiso que cada parte pone en la relación ayuda a que haya transparencia y confianza.
- Pedid ayuda, individual o en pareja, si el deseo de estar juntos existe, pero no conseguís encontrar el equilibrio. Coger distancia y revisar junto a un profesional elementos que dañan la relación o a sus partes, siempre es una buena opción para empezar a hacer cambios.
Porque aunque nos hayamos creído la idea romántica de que es el amor lo que sustenta una relación, en realidad, es el modo de relacionarnos lo que sustenta y crea el amor.