Desde que el mundo entero se paralizó por la pandemia del año 2020 la salud mental ha ido ganando una importancia que hasta entonces no tenía. Autoestima y amor propio dejaron de ser conceptos desconocidos para muchas personas y pasaron a ser conceptos muy populares.
Desde entonces amor propio y autoestima se han convertido en palabras que inundan portadas de libros, post de Instagram, artículos de prensa y un sinfín de eslóganes publicitarios. En algunos casos con una finalidad de cuidado y acercamiento de la salud mental al mayor número de personas. En muchos otros confundiendo con conceptos inexactos y recetas milagrosas, por un módico precio, para encontrar la solución a la falta de amor propio.
¿Qué significa amor propio?
Cuando hablamos de amor propio hablamos de la relación emocional que tenemos con nosotros mismos. La forma en que aceptamos, respetamos y tratamos lo que somos, incluido lo que no nos gusta. Por lo tanto, la falta de amor propio es la falta de una relación estable y segura con uno mismo, con todo lo que una relación inestable implica.
Desde siempre nos han enseñado cuáles son las claves ser productivos y útiles para la sociedad a través de métodos, formaciones o rutinas de esfuerzo para alcanzar un éxito que nos han vendido como ideal. Y en este juego de decirnos como hacer las cosas, el amor propio se ha convertido en otro objetivo de vida que alcanzar, cuando en realidad es un proceso que dura toda la vida.
¿Cómo aprender a amarse a sí mismo?
La importancia del amor propio en el bienestar de las personas es más que evidente en estos momentos donde los problemas de salud mental han crecido exponencialmente.
Y es que nos han enseñado a cuidarnos para ser productivos, no para ser felices, por lo tanto, aprender a amarse a uno mismo implica revisar primero lo que hemos aprendido para dejar espacio a lo que necesitamos aprender
Es un proceso similar a regar una planta que está creciendo. Para que crezca fuerte y sana necesita una frecuencia de riego constante. Un exceso o carencia de agua no la matará, pero tras un periodo de riego inestable necesitará que se hagan los ajustes necesarios para que se recuperé y vuelva a verse viva. Esa atención a las necesidades y ajustar las decisiones al momento presente, es el amor propio.
¿Cómo afecta la autoestima al amor propio?
El amor propio, como elemento imposible de medir, es la consecuencia de muchas pequeñas decisiones con respecto a nosotros mismos. Existen dos elementos mentales que interfieren directamente en esas pequeñas (o grandes) decisiones.
Autoconcepto
Es la imagen mental que construimos de nosotros mismos. El dibujo que tenemos en nuestra mente sobre quien somos, nuestras fortalezas y debilidades, capacidades, características de nuestro aspecto o personalidad que pueden ser más deseables…
Autoestima
Las personas que nos rodean pueden influir en positivo o en negativo en la construcción de nuestro autoconcepto y autoestima, por eso es importante intentar rodearnos de personas que nos sumen. Porque buscar mejorar nuestra autoestima a través del reconocimiento de los otros, es vender nuestro amor propio y salud mental al mejor postor.
La autoestima es la valoración emocional que hacemos de nuestro autoconcepto. Es el aprecio y rechazo que nos provoca lo que somos, nuestra manera de actuar ante determinadas situaciones, las decisiones que tomamos…
Qué hacer para tener amor propio
No existe un fórmula mágica ni universal para que todas las personas sientan amarse a sí mismos, cada persona tiene una historia de vida y unas necesidades diferentes por eso para trabajar el amor propio el único camino directo es el autoconocimiento.
Pide ayuda a tu entorno de confianza
Las personas somos seres sociales y es en grupo cuando realmente aprendemos y evolucionamos. Siempre se ha dicho que si quieres ir rápido hazlo solo, si quieres llegar lejos hazlo en equipo. Pide ayuda y déjate ayudar.
Escribe lo que piensas y sientes
Cuando pensamos sobre nosotros mismos, las decisiones que hemos tomado o como hacemos las cosas el ruido de los pensamientos acaba siendo agotador y confuso. Bajar a un papel todo eso ayuda a darle forma y ver desde fuera el nivel de exigencia o dureza con la que nos tratamos.
Cuando todo se vuelva oscuro, centra la atención en lo básico
Es imposible atender el bienestar emocional mientras estamos desatendiendo aquello que nos permite mantenernos con vida y que nuestro cuerpo cumpla sus funciones básicas. Antes de tomar cualquier decisión, asegúrate de tener debidamente cubiertas estas tres áreas:
- Alimentación. La alimentación es de las primeras cosas que se trastocan cuando las cosas se ponen difíciles y es normal, pero eso no hace que sea menos importante. Echa un vistazo a estos dos artículos de mi blog sobre dificultades con la alimentación: Trastornos alimentarios: qué son y cómo saber si tengo uno y Trastornos alimentarios en hombres.
- Movimiento. El cuerpo es como el agua, necesita movimiento para oxigenarse. No es necesario hacer maratones o clases de crossfit. Salir a dar un paseo, hacer un poco de bici, echar un partido de padel o pegarte una sesión de baile frente al espejo son formas de mover el cuerpo.
- Descanso. Y aquí no solo es dormir por la noche, se incluye también hacer actividades “no productivas” como leer, hacer una siesta, coger vacaciones y disfrutarlas…
Primero lo que es importante para ti
A día de hoy la inmediatez es algo que se valora positivamente y la exigencia la herramienta más útil para conseguirla. El ritmo es tan frenético que muchas veces sin darnos cuenta priorizamos lo que otros esperan de nosotros antes de lo que cada uno necesita.
Pon límites
Solo tú sabes lo que realmente necesitas, aunque todavía no lo tengas claro. Recuerda que todos estamos en la misma movida y otros te pedirán y exigirán para satisfacer sus necesidades. Poner límites es la manera de decirle al otro “ahora no puedo (o no quiero) porque yo voy primero” y está bien hacerlo así. Si no lo entiende, el problema es suyo.
Relaja con la exigencia y la autocritica
Un poco está bien para no dormirnos en los laureles, pero sin pasarse. Para empezar con esto una buena regla es “no te digas nada que no permitirías que otros te dijeran”. Nadie puede escuchar lo que nos decimos a nosotros mismos, por lo que es responsabilidad de cada uno frenar esa voz que a veces se pasa de dura.
Trabaja el autoconocimiento
Pero entendiendo que ya eres un experto en ti mismo, el mejor experto que existe en la tierra, solo que a veces hay que poner orden a lo que sabemos. Leer sobre autoconocimiento, acudir a talleres grupales o hacer un proceso de terapia son algunas de las alternativas más comunes que nos ayudan a ir dando forma a todo lo que somos para aprender a darle valor.
Eres el proyecto más importante de tu vida, dedícate el tiempo y atención que mereces.