La comida, además de ser una necesidad básica para la supervivencia, es un elemento importante en las interacciones sociales y que a menudo se utiliza para regular estados emocionales, pero que sin darnos cuenta puede convertirse en un problema que nos complique el día a día. Celebramos en torno a una mesa llena de comida, tenemos preferencia por un tipo de alimento u otro dependiendo de cómo nos sentimos, cada época del año tiene productos alimentarios característicos y es común, aunque poco aconsejable, utilizar la comida como recompensa. Por lo tanto, más allá de la función de alimentarnos, la comida también tiene un componente social y de regulación emocional.
Las personas establecemos un vínculo con la comida y al igual que sucede con amigos, familiares o compañeros de trabajo es importante cuidar del vínculo para poder disfrutar de la interacción. El problema viene cuando ese vínculo con la alimentación limita la vida de la persona y la comida se convierte en la única herramienta disponible para gestionar aquello que le sucede en su día a día.
¿Qué tenga una mala relación con la comida significa que tengo un TCA?
No necesariamente. Los TCA (trastornos de la conducta alimentaria) dependen de muchos factores más allá de la relación con la alimentación, aunque la comida sea la parte más visible de esta problemática.
Una mala relación con la comida no siempre acabara convirtiéndose en un TCA, pero sí es un factor de riesgo que puede derivar, cuando menos te lo esperas, en el desarrollo de un trastorno alimentario. Asesorarse y pedir ayuda a profesionales de la psicología de la alimentación cuando la relación con la comida empieza a dar dolores de cabeza es una buena manera de prevenirlo.
¿Cómo saber si tienes una buena relación con la comida?
Para saber si tienes una buena relación con la comida los dos primeros puntos que tienes que observar son:
- Cómo te sientes con relación a la comida
- De qué manera y en base a qué eliges el tipo de alimento que vas a comer
No siempre es fácil responder a estas preguntas y con la cantidad de mensajes erróneos y sesgados que la cultura de dieta nos ha ido lanzando durante años, todavía menos.
Por eso a continuación vamos a ver 10 señales que pueden darte pistas de estar teniendo una mala relación con la comida
1. Excesiva preocupación por el peso y la forma del cuerpo
Cuando el número que aparece en la báscula y la imagen que ves en el espejo son capaces de arruinar tu día y hacerte sentir mal e incluso hacerte cambiar los planes del día
2. Aparición de sentimientos de culpa tras comer determinados alimentos
Después de comer determinados alimentos o grupos alimentarios (hidratos, azucares…) la culpa se instala y las siguientes horas no dejas de pensar en porque has comido lo que has comido
3. Necesidad de compensar con ejercicio o alimentos menos calóricos
La única forma efectiva de reducir la culpa es “quemar” las calorías de más que has comido o en la siguiente comida comer menos para equilibrar el día
4. Evitar reuniones sociales donde haya que comer
Los planes con comida te generan malestar por qué te vean comer, no puedas controlar la cantidad que comas o rompa tus planes alimentarios
5. Rechazo de determinados alimentos o grupos alimentarios
Existen determinados alimentos que te producen miedo por las consecuencias que puedan tener en tu peso o forma del cuerpo
6. Comparación con los demás en base al cuerpo o hábitos alimentarios
Llegando a la conclusión de que tú no te esfuerzas lo suficiente o que hay algo malo en ti por no hacerlo como “debería hacerse”
7. La alimentación se convierte en algo rígido y calculado
Lo que comes cada día forma parte de un plan estructurado que no da lugar a la improvisación, el disfrute o las necesidades del cuerpo
8. Pensar en que vas a comer eclipsa otros momentos del día
Dedicas mucho tiempo a pensar en las comidas quitándoselo a otras cosas o momentos del día que son importantes para ti
9. Vives de dieta en dieta y ninguna acaba de funcionar
Spoiler: las dietas no funcionan para siempre. Es justamente el truco que hace que cada año aparezcan nuevas dietas, que durante un tiempo quizás funcionan, pero por sí mismas a la larga no tienen otro efecto que generar frustración y culpa.
10. Dificultad para parar de comer una vez empiezas
Existen momentos de atracón en los que empiezas a comer y no puedes parar de hacerlo. Después aparece un sentimiento de culpa y malestar que te lleva a rechazar volver a comer ese alimento hasta que vuelve a pasar.
¿Cómo cambiar tu relación con la comida?
Para sanar la relación con la comida el primer paso siempre es reconocer que algo no está funcionando bien y que necesitas pedir ayuda. La psicología de la alimentación y los nutricionistas especializados en conducta alimentaria pueden ayudarte a desarrollar herramientas para mejorar tu relación con la comida. Algunos puntos por los que puedes empezar son:
- Deja de usar la etiqueta “bueno” o “malo” con la comida
- Haz deporte por placer y por mover el cuerpo, no para quemar calorías
- Escucha a tu cuerpo y dale lo que necesita en cada momento
- No compenses alimentos. Permítete comer por placer y sin necesidad de compensarlo
- Pide ayuda profesional si no puedes hacerlo sola
Recuerda que no es necesario tener un trastorno alimentario diagnosticado para tener razones suficientes para pedir ayuda y mejorar tu relación con la comida.
Porque la comida es una necesidad y un placer del que todos merecemos disfrutar sin culpa. Pide ayuda si lo necesitas.